Imaginad al típico ladrón de bancos. ¿Cuál es la imagen que os viene a la cabeza? Pasamontañas, arma de fuego, bolsa de deporte. Ahora cambiad esa imagen y pensad en un hombre mayor de 50, con traje de marca y presidente de un banco de inversión. ¿Qué pasaría si ese mismo hombre fuese ladrón de su propio banco y entre varios de estos sujetos desataran la mayor crisis mundial desde 1929? Esto es, de forma muy simplificada, lo que, con gran habilidad, se nos muestra en la película documental "
Inside Job".
En la película, mediante entrevistas con personalidades influyentes del sector financiero, políticos y periodistas y haciendo uso de videos de archivo, se nos muestra cómo se originó la
debacle financiera que inició la crisis en 2008, con la caída del cuarto banco de inversión más importante de Estados Unidos, Lehman Brothers y la aseguradora más importante del país, AIG.
No me voy a detener a valorar la película, ni a criticar sus
defectos, entre ellos una moralina puritana al estilo americano y una sospechosa defensa de la industria tecnológica.
Ya que este humilde blog está creado con un fin específico, me centraré en el proceso de documentación del film. Una de las cosas que más me ha gustado de la película es su forma de simplificar toda la información técnica relacionada con la industria financiera. Para una persona que no sepa de economía más que lo esencial, como un servidor, todo lo relacionado con el sector financiero le sonará, en ocasiones, a Mandarín.
Tanto el director y guionista, Charles Ferguson, como el narrador de la función, el actor Matt Damon, consiguen simplificar y explicar todo de manera que, aunque hay numerosos y complicados términos y decenas de cifras, todo se entienda perfectamente.
Una de las claves del proceso de documentación de esta película son las entrevistas, entrevistas a personalides tales como: Dominique Strauss Kahn, ex presidente del Fondo Monetario Internacional, Frederic Mishkin, ex miembro del consejo de la Reserva Federal, o Eliot Spitzer, ex gobernador del estado de Nueva York. Estas entrevistas, bien ejecutadas y en ocasiones algo tramposas, tampoco dificultan la compresión de la idea al espectador, sino todo lo contrario, mediante ejemplos, comparaciones, gráficos y elementos visuales, consiguen que el ciudadano medio comprenda perfectamente lo que se le muestra.
Por otra parte la gran labor de recopilación de documentos audiovisuales de archivo, que muestran declaraciones y confesiones de los implicados en esta historia, es un gran acierto a la hora de dotar de credibilidad a la película, ya que lo que se está viendo no es ningún truco audiovisual, sólo hechos reales pasados.
El mensaje con el cual finaliza la película y la conclusión que extraemos es que resulta muy difícil cambiar el sistema cuando la clase política, el poder económico y los mejores académicos se unen para cometer el robo perfecto.
